El Partido Comunista Chino está obligando a las iglesias cristianas del país a donar una suma alta de dinero para poder abrir sus locales cuando termine la pandemia.
Alrededor de $420.000 es la suma que cada una de las congregaciones deben «donar» para asegurar su permanencia; el argumento usado por el PCCh es que los fondos recaudados es para el «alivio del Coronavirus».
Según Bitter Winter, quiénes no hagan la donación no podrán abrir sus iglesias después de que sean levantadas las restricciones en el país por el Covid-19.
Asimismo, el director de Three-Self Church en una provincia de Shandong, explicó que también las congregaciones reciben órdenes estrictas de recolectar dinero para los afectados por Coronavirus.
Desde el mes de Febrero, en la ciudad de Dengzhou, las autoridades establecieron que cada iglesia debía pagar una cuota de donación que oscilaba entre $4.000 a $10.000 para fines del Covid-19.
Los directores de las congregaciones no estaban seguros de dar su dinero a las autoridades, pues querian depositar el dinero directamente a las víctimas; pero los funcionarios se negaron.
Otras iglesias más también se les notificó de la decisión; las personas mayores también están obligados a hacer «donaciones».
«Los feligreses de la ciudad de Hangzhou, Zhejiang, también se vieron obligados a donar. Algunos miembros mayores de la congregación viven solos y no tienen fuentes de ingresos, pero también se ven obligados a dar dinero», explicó un director de la iglesia Three-Self en la ciudad.
Otras iglesias en distintas provincias expresan que son explotadas no solo en tiempos de pandemia; pues regularmente se ven obligados a contribuir con proyectos de «caridad» del gobierno.
«El año pasado, el Departamento de Asuntos Religiosos exigió que recaudamos dinero para arreglar un tobogán en el jardín de infantes», dijo un diácono de una iglesia en Zhumadian a Bitter Winter.}
“Los departamentos gubernamentales solicitan donaciones a organizaciones benéficas todos los años. Si nos negamos, nuestra iglesia estará cerrada”, continúa.
Son múltiples las restricciones y ataques los que reciben la comunidad cristiana por causa de su fe en China; lo último que se registró fue la demolición de cientos de iglesias cristianas.